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En el transcurso del Mobile World Conference de Barcelona, Johan Andsjö, Consejero Delegado de la operadora, ha realizado un recorrido por la actualidad de su compañía que, para ser francos, está en bajos históricos de popularidad. Verdad de la verdadera. En cuestión de unos días se le juntó todo: anuncio (nefasto) del cambio de su tarifa estrella y salida de una operadora, Simyo, que en pocos días ya le ha empezado a hacer sombra, y una campaña espontánea de usuarios indignados que ha recorrido la blogosfera de punta a punta.
«Menos de un 1% estaba realizando un uso masivo del servicio lo que lo hace inviable». Estas fueron las palabras con las que Andsjö explicó/justificó el cambio de su tarifa. Y lo que cambió también fue mi cara que pasó de la serena. Lo primero que pensé es: «cómo se puede tener tanto morro», seguido de un «este tío debe pensar que los usuarios somos imbéciles».
Yoigo ha prometido más guerra: alcanzar el millón de usuarios, empezar a dar servicio a empresas de hasta 70 empleados, cuota de mercado del 2,5% y chim-pam-pum, vamos, la marimorena. Pero Yoigo debería saber que el mercado español tiene memoria, «te las guarda», y los usuarios particulares más. No vale el «te hago una faena monumental (por no utilizar otra expresión más soez) y luego pasamos página,
