Nokia resucitará a final del año que viene gracias a una mezcla de melancolía y esperanza de de volver a ser el líder que fue durante más de una década.
Atrás quedaron 14 años de liderazgo donde llegó a alcanzar más del 70% de la tarta de las marcas que inundaban el planeta.
Son pocos los que escuchan “Nokia” y no sonríen al recordar lo fiables y buenos que eran estos teléfonos y cómo los actuales han avanzado dejándose algo por el camino.
Podría ser la resistencia de los Nokia para caer desde un quinto piso sin romperse, podría ser el juego de la serpiente o el de las parejas e incluso podría tratarse de un gusto por lo vintage del monocromo. Pero no, hay algo más, algo parecido al amor o la atracción irracional casi sexual, al calor que no tienen ni tendrán ni el iPhone ni el Xperia ni los Galaxy. Son buenos, pero no dan ganas de quedarnos encerrados con ellos en el ascensor. Los Nokia durarían más…
La historia acabó cuando Nokia vendió todo su atractivo a Microsoft. No supo reaccionar ante la llegada de tanto competidor y postureo… y éste acabó por dejar de fabricarlos sin tan siquiera usar su nombre.
Nokia, como tal, se quedó en servicios de infraestructuras móviles, de mapas y localización, licencias, desarrollos e, incluso, tecnología aeroespacial.
Ahora están a la búsqueda de un socio de calidad excepcional que les permita volver a fabricar móviles como antes. Y se espera que sea a final de 2016.
Ya hizo su primer ensayo con la tableta Nokia N1, cuya fabricación contó con Foxconn como socio al fabricar, comercializar y distribuir el terminal.
¡Que llegue ya 2016!
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