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La ausencia de permanencia en muchos operadores y lo bien que sus clientes hablan de sus servicios hacen que uno se plantee el cambio tras 24 meses de permanencia.
Más aún cuando su factura mensual ha sido siempre cercana a los 100 euros, superándolos en más de una ocasión.
Es decepcionante ver cómo cambian las cosas cuando se pide una portabilidad.
Hoy, ya no solo te ofrecen lo que durante esos dos años no se les había ocurrido, sino que te envían mensajes de texto que parecen dignos del mismísimo Al Capone.
Una de las políticas comerciales de Orange al acabar estas permanencias es ofrecer un descuento del 20% en la factura durante doce meses.
Así, consiguen que el cliente firme una nueva permanencia y que no se vaya a otro operador.
Esta permanencia, en mi caso, es de 30 euros.
Al faltar dos o tres meses para terminar la del móvil, decidí cogerla puesto que me compensaba pagarla tras ese descuento pasado ese tiempo.
Es decir, hoy mi permanencia es de tarifa y solo de 30 euros.
Pues bien, una hora después de pedir la portabilidad me mandan un SMS donde se amenaza con un cargo irreal desmesurado de 174 euros y se me pide expresamente que se cancele la portabilidad.
Es bastante probable que muchos clientes decidan llamar y caigan en las redes de otra permanencia con una tarifa elevada o un pago por un iPhone 5 que dista mucho de ser su valor real libre.
Lo triste de todo esto es que esta clase de políticas son las que a medio plazo hacen que los operadores acaben con los números tan rojos como los de Movistar.
No he tenido prácticamente problemas con Orange durante estos dos años, pero que me llegue este SMS me hace pensar: «qué pena».
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