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Cada vez que un grupo de científicos se pronuncia acerca de la posibilidad de que los móviles produzcan cáncer, suben el pan, los anacardos y la gasolina. Todos a la vez.
No sabemos si es un estudio financiado por alguna paloma mensajera cabreada con lo mucho que los humanos pasan de sus plumas. Quizás protagonista de Angry Birds, ha decidido vengarse por haberle puesto los cuernos con el smartphone de turno.
Y decimos vengarse porque el informe no deja nada en claro y vuelve a decir, como tantos otros, que es posible que lo produzca. Una incertidumbre digna de todo menos de algo serio. Y es lo que se supone que es la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), avalada por la mismísima OMS.
Vamos al meollo. Reunidos en París, oh, la lá, han decidido elevar el nivel de riesgo casi a la par que la deuda española. Ahora es intermedio. Y lo definen como que «no está claramente establecido que de hecho aumente el cáncer». O, como «que hay reducida evidencia de carcinogenicidad en humanos, pero suficiente en animales de experimentación».
El propio director de la agencia ha dicho que debe ser el consumidor el que decida qué uso hace del móvil. Ahí lo llevas. Yo te digo que puede que sí pero que puede que no pero tú te buscas la vida y si te pasa algo no es culpa mía, yo no he dejado nada claro.
La conclusión de doctorSIM
Nos parece más un estudio digno de un programa más allá del tecer milenio que de un grupo serio de científicos enviando un comunicado con el sello de la OMS/ONU.
Dejaremos de fumar, caminaremos erguidos y practicaremos la risoterapia pero seguiremos usando el móvil, con la mejor tarifa, en la medida de lo necesario.
Vamos a seguir metiendo el móvil en el bolsillo porque no hemos detectado ningún problema en esa parte del cuerpo y sobre todo porque para hacer caso a un estudio científico de un grupo respetable al cual seguiremos respetando necesitamos datos concluyentes y que siembren la incertidumbre.
Más información: IARC
